Harán una o dos semanas de
que pasó esto. Gilberto llegó a la casa porque tenía asuntos acá, y trajo con
él un tubito de mm's con marihuana adentro. Lo sacó y dijo "mira lo que
les traje", juro que se me antojaron los chocolates, pero cuando vi el
contenido no hice otra cosa más que reírme.
Salí de casa y cuando volví
ya estaban los churros hechos. Fumamos. Todo estaba completamente normal y
sabía como la última vez que había probado. 2 churros de 4 o 5 centímetros para
3 personas. Terminamos y me quedé conversando un poco, después de un rato, me
fui a bañar. Estaba pensando en todo lo que tenía que hacer, al día siguiente
tenía clase y estaba muy cansada, así que sólo pensé en cenar, hacer tarea y
dormir. Tenía rato en el baño y el tiempo transcurría normal, había estado
lloviendo y el clima estaba frío, sólo disfrutaba de mi ducha de agua tibia.
Fue hasta después de varios minutos que me puse shampoo y este me cayó en los
ojos. Los froté con mis manos, para que me dejaran de arder y poder abrirlos.
Abrí mis ojos y desde ese
momento mi tiempo real se deformó, la droga empezó a hacer efecto y aún no lo
sabía.
Me
asombré de que mientras frotaba mis ojos, según yo, el agua de la regadera me
caía de frente y cuando los abrí, el agua caía sobre mi espalda. Intenté
tomarlo con calma. De nuevo cerré los ojos y estaba del otro lado, entonces mi
asombro se convirtió en susto.
Fue
una de las peores experiencias que he tenido con drogas.
No me gusta drogarme con
gente extraña porque no sé cómo voy reaccionar. No me asusta el hecho de hacer
estupideces, me asusta el hecho de hacer barbaridades. Fue hasta después de
pasados los efectos que recordé por qué no debo drogarme sola. Los pensamientos
se tornaron en las peores pesadillas.
Intenté salir del baño, un
minuto de tiempo real se sentía como una hora con la droga dentro. Me
desenjaboné de la manera más rápida que pude hacerlo. Sentí balancearme, tenía
miedo de caer, me sostuve de una de las paredes. Por fin, después de muchísimo
tiempo para mí, logré salir de la regadera. Me cambié como pude y me dirigí a
la habitación. Estaban charlando en la otra cama, me acosté en la mía e intenté
no moverme. Cerré los ojos, las pesadillas desaparecieron, sentía que estaba en
una hamaca y entonces, relajada y con una sonrisa volví a abrirlos otra vez:
estaba en mi cama. Me asusté otra vez, cerré los ojos, como si eso hiciera que
desaparecieran los problemas, y las pesadillas volvieron, pensé en mil y una
maneras de matarme. Lo más cerca a mi alcance era aventarme por la ventana,
estaba a punto de moverme cuando me preguntaron algo. Abrí los ojos. Recordé
que estaba con más personas y me sentí aliviada. A veces suelo pensar (equívocamente)
que cuando yo no puedo salvarme a mí misma, alguien más puede. Sé que tuve
interacción con las personas, pero no recuerdo qué dije, intenté moverme. Tomé
mi celular y le escribí a mi novio, diciéndole que no me sentía bien, me
percaté de ver la hora: 22:02 horas. Cada vez que presionaba alguna tecla
sentía como si mis dedos traspasaran la pantalla, como si tocara directamente las
letras. Se sentía agradable, duré mucho tiempo escribiendo una palabra, me desesperaba
el hecho de hacer las cosas tan lento cuando, no sé por qué, tenía prisa. Creo que
hablamos de que me calmara y lo hice, siempre lo hago cuando se trata de él,
siempre me tranquiliza y me hace sentir en paz. Cerré los ojos y otra vez me
mecía, pero esta vez resultaba agradable. Sonreí. Me quedé así por varios
minutos (tiempo real) y me imaginé en la playa. Las personas que estaban detrás
de mí hicieron mucho ruido y me hicieron volver
a la realidad, me asusté otra vez y tuve una lucha constante entre pasarla
bien y mal hasta que me quedé dormida. No supe a qué hora pasó.
Podría
resumir todo como un 50-50. 50% de mí sabía que era el efecto de la marihuana
lo que me hacía sentir así y lo disfrutaba, el otro 50% lo olvidaba y era
cuando entraba en pánico y sentía estar loca con ganas de matarme. Creo que lo más
impactante fue lo segundo y por eso lo calificaría como una malísima
experiencia.
Mi tiempo real entre los efectos de la droga y dormir fue aproximadamente
de 20 a 30 minutos, el tiempo que yo sentí fue de más de 3 horas. No hice nada
de lo que tenía planeado hacer, pero dormí como un bebé. No puse el despertador
para el día siguiente pero me desperté a tiempo para ir a la escuela y alcancé
a terminar mi tarea en el camino.