A finales del pasado Octubre, estuve tomando unas fotografías para mi clase de fotoperiodismo. La tarea consistía en hacer un documental del día de muertos, teníamos que capturar cómo se celebraba en México y todas las actividades realizadas en torno a él. Las fotos que aquí aparecen son sólo una parte de ese documental, del día que mis amigos me acompañaron a tomar fotos a los campos de cempasúchil, la flor más representativa en México para ofrendar a los muertos.
martes, 22 de noviembre de 2016
martes, 15 de noviembre de 2016
Tanto tanto te amé
Tengo un millón de cosas que decir. Algunas ya no las siento
pero están ahí, porque nunca las dije antes, siempre se quedaron dentro de mí
como un eco. Toda la represión de mis actos y mis palabras las intenté sacar
gritando desde la azotea como loca, pero no se
van. Son tantas cosas. Todas las veces que quise llamarte para decirte cuanto
me hacías falta, todas las veces que hice las maletas para tirar todo a la
mierda e ir corriendo a ti, todas las veces que quise decirte cuanto te amaba y
todo lo que significabas para mí. Con el tiempo, pesa. Quedarme con todas esas
cosas atoradas en el pecho, no sé cómo no me volví loca. Tengo que aceptar que
vivir sin ti, después de ti, no es fácil.
Lo
peor de todo, es ver que llegan personas a mi vida y siempre las rechazo por el
puto miedo de que se vayan cómo tú lo hiciste.
De
todas las veces que me pudiste haber dejado, ¿por qué me dejaste así? ¿Dónde
está todo lo que me prometiste? ¿A dónde se fue el amor que me juraste? ¿Quién
se lo quedó? Yo no lo tengo, y tú tampoco.
Ya no sé cómo me siento ahora, nunca sé cómo me siento desde
que no estás. Pero si hoy estoy siendo triste o siendo feliz, es un camino que yo
no elegí.
-
Siempre, nuestras propias acciones y decisiones nos llevan
por un determinado camino, que es producto de esas acciones y decisiones que tomamos en
el pasado. Pero, ¿qué pasa cuando no controlas lo que pasa, haces y dices? ¿Qué
clase de putada te juega el cerebro cuándo tienes pérdida de consciencia momentánea?
He dicho cosas sin pensar lo que estoy diciendo, he hecho cosas sin pensar lo
que estoy haciendo. Y luego el arrepentimiento, la culpa, la impotencia, el
desequilibro, el rompimiento y la depresión.
Siempre
intentando pasar desapercibida, no relacionarme con muchas personas y buscar la
felicidad de las pocas personas que me rodean por encima de la mía. Escapando
de los problemas, evitándolos. Buscando estar bien conmigo misma, aceptándome
frente al espejo, haciendo las cosas que me gustan porque así me dijeron que se
llegaba a la felicidad. Evitando ver películas de terror (e incluso días en los
que no veo las noticias) para evitar sentirme afligida. Con una actitud
positiva. Haciendo todo lo que está en mis manos para estar tranquila. Y de
repente, despierto en un hospital otra vez, despierto en mi casa tirada en el
suelo con un montón de pastillas que no me alcancé a meter, despierto en el
suelo de algún otro rincón con un frasco de algo en la mano, con dolor de
cabeza y espuma en la boca, viendo a las siluetas borrosas de mi mamá y mi
hermana gritando y llorando. ¿Cuántas veces de todos mis intentos de suicidio
han sido conscientes?
-
Tengo miedo de mí.
lunes, 7 de noviembre de 2016
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