martes, 26 de septiembre de 2017

(CI)

 DIARIO





Grupo XVII de la tabla periódica: (CI). Estudio sobre prenda y piel.

Gritando. Llorando. Nadando en cloro. No es posible ingerirlo: la garganta arde, la boca arde, la lengua arde. Vómito. Respiración perdiendo frecuencia. Mareo. Dormir. Mareo. Pérdida del gusto. Piel ligeramente quemada. Vómito.  Mareo. Dormir. Dormir. Dormir. 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Agosto del 2017

DIARIO







Memorias del mes.



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Detalle René Magritte en MUSA.

Detalle René Magritte en MUSA.

Detalle Mark Rothko en MUSA.

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Ejercicio de textura sobre el suelo (1)

Ejercicio de textura sobre el suelo (2)

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Don Pedro, vendedor de frutas en el Mercado San Juan de Dios.

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I hope.

DIARIO


Abril 18, 2017.

Cuantas veces pensé que estaba con la persona correcta y cuantas veces me equivoqué.

Estábamos teniendo relaciones y me lastimó. Se lo dije, se detuvo y me hizo a un lado. Me pidió disculpas. Yo me quedé muy confundida.

Camino a casa le pregunté si se había molestado porque paramos y me dijo que no. Lo miré confundida y volteó a verme. Me volvió a decir que no. Que si me lastimaba se iba a detener. Le pregunté que si qué pasaría si se volvía repetir y él se quedaba con las ganas. Creo que rio y me dijo que las ganas se iban y que lo que era más importante es mi bienestar. Seguido de eso besó mi mano y continuó manejando.

No le dije nada pero continué muy confundida. Cuando me dejó en casa y subí a mi habitación, continué pensando en la situación. Nunca había estado con nadie que se preocupara de esa manera por mí. Recordé que en el pasado, cuando me lastimaban, continuaban. Recordé que mi ex novio se reía de mí cuando empezaba a llorar por eso y muchas veces escuché “ya, ridícula”, “qué ridícula eres”. Recordé que en nuestro último encuentro también, estaba molesto porque yo no quería continuar e hizo textualmente el comentario de “mmm, antes aguantabas más”. Recordé cómo me forzaba a mí misma para continuar hasta que ellos terminaran o se enfadaran. Empecé a llorar. Me llené de coraje conmigo misma por haber permitido todo eso en el pasado y me sentí la más tonta por haberle preguntado en el auto si se había molestado porque no continuamos.

Dormí y al día siguiente volví a recordar todo eso, pero esta vez me puse feliz de estar con alguien que se preocupa tanto por mí, en todos los sentidos.

Conforme ha pasado el (poco, muy poco) tiempo que tenemos juntos, me ha hecho ver (inconscientemente) cosas que antes yo consideraba como normales, como lo que realmente son. Conductas y comportamientos que antes toleraba por “amor” que estaban mal y que dejé pasar por alto. Es de lo más confuso para mí, pues así viví desde que empecé a salir con personas, pero ahora se sienten bien. Recordé la pregunta que me hizo el doctor los días pasados, antes de conectarme los cables a la cabeza: “¿alguna vez has estado con una persona no adecuada, en una situación no adecuada?”. No puedo describir la tranquilidad emocional y mental que se siente cuando pienso que esta vez, y por primera vez, estoy con la persona correcta.



Esta es la primera vez que escribo acerca de ti. I hope so. 

So long.

DIARIO


Abril 18, 2017.

El mejor regalo que pude haberme dado fue dejarte ir.

No estoy segura de hablar de ti (una vez más), pues hace un tiempo que ya no pienso en ti. Últimamente, la última semana tal vez (quizá por el nuevo medicamento o yo que sé), recuerdo lo que sueño y me resulta muy extraño. Anoche soñé contigo. Nada en especial, yo no aparecía. Sólo tú, en un cuarto vacío, sentado en un banco y tocando la guitarra. La imagen fue muy linda, pero desperté muy aturdida. Me quedé acostada varios minutos después analizando el sueño y cuestionándome por qué aparecías tan bruscamente de vuelta en mi vida. No llegué a ninguna conclusión que me complaciera y me sacó de mis pensamientos la vibración de mi celular: buenos días, bonita, leí en la pantalla y sonreí.

Desayuné, me despedí de mi mamá y de Lolis, y aproximadamente una hora después estaba en la cima del faro. Nunca siento tanto el here and now como cuando estoy en ese lugar. Tanta paz. Llené mis pulmones de aire fresco y brisa de mar y me sentí en casa. Sonreí otra vez. Descendí feliz y ahora estoy aquí escribiendo esto.


No recuerdo en qué momento o cómo fue que dejé de pensar en ti y en nosotros. No sé cómo pasó que dejé de quererte y dejé de querer estar contigo. Pero pasó, y justo ahora me siento tranquila y liberada.

No sé dónde estás justo ahora, ni qué estás haciendo, pero ojalá estés bien. No voy a negar que algunas veces, nublada de coraje principalmente, te maldije y te deseé lo peor, pero todo el mal rato se fue y uno no le desea infelicidad a las personas que realmente quiso.

Dejé de llorar y de pedirte perdón (y de culparme incluso) cuando aprendí a perdonarme a mí misma y a recuperar poco a poco el amor propio. Nada ni nadie vale tanto como la tranquilidad de estar bien con uno mismo.

Interpreté mi sueño como una manera feliz de decirte adiós, pues la última vez que te vi a los ojos no fue precisamente la más placentera y feliz.


Esta es la última vez que escribo acerca de ti. So long.

Juan, el viajero.

DIARIO


Enero 24, 2017. 

Hoy estuve platicando con un hombre desconocido en la calle. Yo estaba afuera del MUSA, paseando a Tino y leyendo un libro. Había menos ruido de lo normal, escuché una guitarra muy cerca de mí. Volteé y sonreí, pareciera que te estuviera escuchando a ti y el hombre tenía la apariencia de tu papá en las fotos que me mostraste. Me acerqué a él. Le pregunté si podía sentarme en las escaleras junto a él y conversar. Asintió. Le conté que me acerqué a él porque me recordó a ti, que tú también tocas la guitarra y que ambos lo hacían muy bonito. Me dio las gracias y me preguntó cómo estaba. Empezamos a conversar más y le conté tus planes (el hombre parecía ser un viajero y no me equivoqué), le dije que tal vez podrías ir por el mundo con tu guitarra (porque yo no te puedo ver sin ella) y él dijo que lo hacía de esa manera. Me empezó a contar acerca de sus raites y las experiencias que había tenido en los mismos. Me contó historias, tal vez no muy agradables, referente a lo que había vivido, nunca, desde que empezamos a hablar sobre el tema, dejó de tener la mirada perdida, llena de recuerdos, y sus ojos tenían un brillo muy especial. Entendí que Juan, sin dinero y sólo con su guitarra por el mundo, había vivido la vida como la había escogido vivir y se veía muy feliz. En un punto, me contó que tuvo una compañera de viaje por muchos años llamada Marisol, mencionó que no era mexicana, pero no recuerdo exactamente su procedencia. Mientras empezó a hablar de Marisol, lo sentía más nostálgico, me dijo que viajaron juntos por el sur de México y que ese fue el tiempo que más disfrutó, que la admiraba, porque antes de llegar con él, Marisol solía viajar sola y empezó a hablar de los riesgos que, desafortunadamente, tienen las mujeres al viajar solas. Me platicó de sus experiencias juntos en los siguientes minutos y el tema ya no se tornó a otro que no fuese ella. Juan reía de vez en cuando, con una u otra anécdota graciosa que recordaba sobre ella. Juan me dijo que Marisol tuvo que regresar a su tierra natal, por asuntos familiares y desde entonces no ha vuelto a saber de ella. Al final, le mencioné que me gustaría viajar a mí también de esa manera, pero me daba miedo hacerlo. Juan preguntó: “¿por qué no te vas con tu amigo?”, lo miré a los ojos y siento que leyó mi mente, lanzó una pequeña sonrisa y me añadió: “a veces las cosas son así, eres muy joven aún”. Mis ojos se pusieron llorosos y los dos entendimos que era hora de despedirnos, él para que siguiera recordando a Marisol, y yo para seguir recordándote a ti. Le di las gracias por su tiempo, me dio la mano y acarició a Tino. Me levanté y me dijo: “no tengas miedo de que le pase algo a tu amigo, el mundo no es tan malo… tampoco para ti”. Asentí y sonreí. 

martes, 5 de septiembre de 2017

s/n

DIARIO

Junio 17, 2017 (3 días antes)


¿Cómo alguien puede continuar con su vida con un cargo de consciencia así? Por más que siento que encuentro un punto de estabilidad vuelvo a caer en lo mismo. ¿Hasta cuándo se dejará de repetir este círculo de dolor y de tormento? Me encuentro totalmente sola. Me siento realmente sola. Mi perrita está a mi lado esperando a que la saque a pasear y yo no puedo. ¿Por qué no puedo parar de llorar y pensar en cosas que pasaron y ya no puedo cambiar? No veo la solución a este pesar. Estoy intentando recordar que pastillas me dijo Diego que debía tomar para lograr suicidarme y no puedo. Pensé en llamarle o mandarle un mensaje y después recordé todo lo que me dijo y lo mal que me hizo sentir al respecto. Estoy pensando en llamar a alguien que me escuche y me distraiga y no logro poner a alguien en mi cabeza. Todo me está volviendo loca. Todo me está destruyendo poco a poco. Pensé en hablar con mi familia y plantearles otra vez la idea de meterme a un psiquiátrico, pero en unos días empezaré un nuevo empleo y en 2 años me gradúo, ¿no? Imagínense la cara de felicidad de mi mamá. Estoy estudiando artes en una escuela mediocre, pero no le puedo exigir nada porque yo también me siento mediocre y, a veces, me siento no apta. Me siento triste, aparte, de que en todos los círculos sociales en los que me desenvuelvo no le den la importancia que se merece, incluso en los de la propia escuela. Estoy tan concentrada en mí misma y lo mal que me siento, que hace mucho no creo nada nuevo, ni se me ocurre, ni siquiera me dan ganas de tomar ni cámara. El estuche tiene polvo literalmente. Cada que intento volver a hacer algo, ya hay un millón de cosas nuevas más y siento todo el peso del tiempo que perdí encima de mis hombros y la voz en mi cabeza juzgándome por la condición en la que me encuentro. Me pone triste también ver cómo apoyan a las demás personas en lo que hacen, y no por el apoyo en sí, si no que me pongo a pensar que nunca he sido realmente buena, ni he estado cerca de serlo, en lo que hago, que tal vez les moleste o incluso les avergüence. Ni mis amigos, ni mi propia familia apoyan lo que hago. Malbaratan mi trabajo, no me pagan, no me recomiendan, ni siquiera me acreditan por lo que hago. Me siento lo peor de lo peor. Me siento que no valgo la pena en ningún aspecto. Quisiera decir que extraño algo, pero ni siquiera puedo recordar con claridad las cosas. No recuerdo la última vez que me sentí importante, querida o valorada...