Memorias del mes.
Que nadie me vea
llorar.
Estoy en un
autobús que me lleva a no sé qué lugar, con no sé qué personas. Me fui
llevándome conmigo imágenes que nunca me esperé llevar: mi madre y hermana
estáticas, mi mejor amiga llorando y, el que ahora pienso es mi otra mitad,
pensando aún que soy su otra mitad. Ahí se quedaron. No más. No sé qué más
escribir, porque, por supuesto, estoy llorando, pero qué más me queda por
hacer, si casi es una ley de vida que uno llore por las personas que ama.
Estoy llorando,
pero no estoy triste, espere tanto por éste momento, que siento como si todo ya
hubiese ocurrido desde hace mucho tiempo atrás. Pero aún así, lloro. Lloro por
todo lo que deje, porque las personas de las que me estoy separando valen mucho
más que cualquier carrera que cualquier persona se vaya a estudiar fuera. Lloro
por Ellis, mi perrita. Lloro por los paisajes de mi ciudad natal. Lloro hasta
por lo que no debería llorar.
Septiembre
siempre es gris, pero siempre es agradable.
Estoy hecha de
recuerdos. Estoy llena de ansias. Ven futuro, o no. Quédate ahí, ya voy en
camino para encontrarte.