domingo, 25 de diciembre de 2016

Análisis del 2016.

Estaba recordando haber hablado con Gilberto y Cecy de lo malo que fue este año. Recuerdo haberlo catalogado como “el peor año de mi vida” y haber hecho comentarios como “nunca había tenido un año tan feo desde el 2012”.

En este momento estoy escuchando mi música favorita mientras estoy comiendo papas con valentina en la habitación de mi hermana en Provo, Utah. Me siento feliz y entonces me empecé a cuestionar si este año había sido tan malo como yo creí que fue (ya sé que aún no termina), tomé la libreta café que ella me compró hace días y empecé a hacer una lista de las cosas malas y otra de las cosas buenas que me pasaron. Cierto es que este año es el que más me decepcioné de personas, o para ser más concreta, de personas que son eran muy cercanas a mí, así que hice otras dos listas, una con las personas que me importaban con las que perdí contacto y otra con las personas que conocí y me siento cómoda y feliz. Afortunadamente, la resolución fue a favor de las segundas y positivas listas, en especial porque al momento de hacerlas, algunas cosas que a mitad de año hubiera colocado en las cosas negativas, en este momento están en la lista de cosas positivas. Siempre he creído que las cosas que nos pasan, nos pasan por alguna razón que será transcendental en nuestras vidas, y me gusta pensar que todo es para mejorar como seres humanos y para crecer en todos los aspectos (¡sólo que a veces se me olvida!). Fue muy egoísta de mi parte haber hecho ese tipo de comentarios y tal vez los hice concentrándome en las cosas negativas que me pasaron y las personas que fueron tan relevantes en mi vida en este año tan cambiante y tan cabrón (porque aunque hayan sido más las cosas positivas que pasaron no puedo negarle a nadie que las cosas malas casi terminan conmigo).


El 2016 fue uno de los mejores años y con más experiencias que he tenido. Algunos de los sucesos que me hicieron más feliz fueron la llegada de Tino a nuestras vidas, el cambio de casa, los viajes a todos esos lugares tan bonitos a los que no había ido antes (plus, es la primera vez que salgo del País), conocer más a fondo mi enfermedad y conocerme más a mí, esos conciertos a los que asistí, los libros que leí (que siempre me abren un poco más la mente y toda esa imaginación), la nueva música, las buenas obras de teatro y la nueva buena comida, pero sobre todas, TODAS las cosas, las personas que entraron a mi vida (y otras que ya estaban ahí pero que tuvimos un lazo más fuerte y especial este año): Cecy, Gil, Cj, Mario, Roberto, Jon y el resto de la tribu, Maty, Rodrigo, Eder, Andrea y siempre Daniela. Tuve una mejor relación con mi familia también y otras personas que igual sigo frecuentando y estimo mucho.


Tantas cosas buenas que me pasaron y experiencias tan bonitas y especiales, tantas personas que valen tanto, incluido el perrillo amarillo. Tal vez no son tan malas las cosas que nos llegan a pasar y las personas que se van, lo hacen porque no deben estar ahí. Hay que abrirle espacio a las cosas bonitas, que cualquier otra cosa comparada con algo verdaderamente lindo, carece de todo el valor del mundo. Siempre van a pasar cosas malas, pero también cosas buenas, porque después de todo de eso se trata la vida, sólo hay que saber en qué enfocarse y siempre ser agradecidos. ¡Y amar! Amar mucho, amar a nuestro modo pero nunca con limitantes. 

Diciembre del 2016.







Los primeros días de diciembre.
Memorias del mes.







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Por Elvis Bravo Quintero en Olas Altas.

Por Cecy Galván.

miércoles, 7 de diciembre de 2016